(Fuente: La Tercera, 8 de diciembre).
El
sistema matemático de Singapur, el hábito de estudio japonés y el modelo danés
de lectura son algunas fórmulas que se están importando.
Su
aplicación se fundamenta en los buenos resultados académicos de estos países,
especialmente en test globales como la Prueba Pisa.
La
prueba Pisa es uno de los termómetros más precisos de la educacional global. Y
la medición 2012, entregada el martes pasado, arrojó inquietantes resultados
para el modelo chileno, que si bien muestra supremacía en la región, está muy
por debajo de los estándares de países desarrollados.
Por
eso, es que varias organizaciones y colegios chilenos están importando algunos
sistemas educacionales exitosos para ver si pueden replicarlos. Es una apuesta
a largo plazo, pero algunos profesores ya creen ver los primeros frutos.
Método Singapur
El
Método Singapur surge del Instituto Nacional de Educación de ese país para
enseñar matemáticas de forma didáctica. Sus resultados los avalan en el mundo:
en la última Pisa aparecen con el 2° mejor puntaje.
En el
Centro Félix Klein, de la U. de Santiago, difunden el método, asesoran colegios
y capacitan a los profesores. “Busca que los niños aprendan a pensar
matemáticamente, lo que no ocurre hoy, pues los profesores fueron formados con
otro paradigma en que sólo se explica y se dan ejercicios”, dice Dinko
Mitrovich, subdirector del centro.
El
método es un plan progresivo desde kínder a sexto básico. Hoy trabajan con 44
colegios, la mayoría privados. Uno de ellos es el Pedro de Valdivia.
Daniela
Goic, profesora de Primero Básico de la sede de Peñalolén, dice “que es un
método muy cercano a los niños, donde se plantean desafíos y juegos grupales”.
Como es de reciente aplicación, aún no se ven
resultados concretos en pruebas como el Simce o Pisa.
En el Félix Klein sólo este año realizaron una
prueba de impacto, información que tendrán a fin de año. Pero Mitrovich dice
que los padres ya notan el cambio. “Uno nos comentó que su hijo de 2° básico
ayuda a su hermano de 4° básico”.
Mientras que Goic afirma que la motivación de
los niños es distinta: “No se aburren con las matemáticas”.
El prestigio del método ha hecho que el propio
Ministerio de Educación esté implementado desde el 2011 un piloto en 300
colegios públicos y subvencionados de 1° a 4° básico que consiste en la entrega
de libros con método Singapur, más capacitación de docentes. Actualmente están
evaluando los resultados.
Ernesto Treviño, director del Centro de
Políticas Comparadas de Educación de la UDP, dice que este tipo de métodos debe
aplicarse de manera consistente durante cuatro a cinco años para ver
resultados. “No son contenidos ligados al currículo, sino a problemas de la
vida diaria a través de habilidades sencillas. Estos programas no apuntan a
memorizar, sino a generar habilidades matemáticas de fondo”.
Finlandia
Durante las dos últimas décadas, Finlandia ha
logrado niveles de excelencia en materia educacional. Según la última prueba
Pisa, el país está entre las 12 mejores naciones del mundo.
Por
ello, el Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile
desarrolló una investigación bilateral con ese país.
María
Leonor Varas, a cargo del proyecto, explica que se tomaron modelos exitosos y
se aplicaron en 14 cursos en Chile y en Finlandia.
La
intervención, hecha en nueve colegios se inició en 3° básico y terminó en 5°.
Una vez al mes y siete veces al año la clase de matemática se destinó a
resolver un problema de final abierto en las aulas de ambos países.
“Los niños no iban a aprender nada, sino que a
pensar. Lo que hace este sistema es desarrollar competencias matemáticas. Que
es lo que Pisa mide”, indica Varas.
Lo que demostraron es que en ambos países esta
metodología es efectiva. Así lo confirmó Marcela Fernández, profesora de la
Escuela Elvira Hurtado de Matte, Quinta Normal, uno de los colegios donde se
aplicó el modelo. ¿Los resultados? “Niños que no les gustaban las matemáticas
comenzaron a interesarse. Niños tímidos que no participaban en clases lo
hicieron. Ya no la ven como algo aburrido”. Y es porque la entienden.
Lectura danesa
Dinamarca tienen una de las poblaciones
infantiles más lectoras del mundo: el 88% de los niños entre 7 y 11 años son
consumidores habituales de libros. Y el 82 % de los adolescentes va a bibliotecas
regularmente.
De allí
sus resultados en lenguaje: siempre sobre el promedio de la OCDE. ¿La clave? No
centrar las clases de lenguaje en un sólo libro, sino en varios. Y hacerlo
desde pequeños.
Por eso, en 2007, Alejandra Stevenson importó
el sistema a Chile: compró los derechos editoriales del modelo y creó Palotes,
una saga de cinco libros de ocho páginas, cada uno con un nivel de dificultad
distinto, de modo que los profesores puedan separar a los alumnos según su
nivel, uno de los principales problemas de los menores que arriban a Primero
Básico. “Algunos ya leen y otros ni siquiera han tomado un libro”.
Se trata de libros con una tipografía
especial, y con ilustraciones. Las pocas páginas no son casuales. “Los niños se
motivan. Me dicen: ‘me leí un libro completo’”.
La idea no es entrenar la comprensión lectora,
sino que los niños inicien su proceso lector y tengan éxito.
La profesora Claudia Villa aplica el método
desde 2008. Primero en una escuela vulnerable de Puente Alto. Luego en un
colegio particular subvencionado y este año en la Escuela de Deportes de
Vallenar. La respuesta inmediata de los niños ha sido motivadora. “Incluso un
niño no lector puede entender el cuento. Y eso lo motiva y lo predispone a
aprender a leer”, dice.
Método japonés
Japón está entre las cuatro naciones con
mejores puntajes de la prueba Pisa 2012. Por eso, varios establecimientos del
país están aplicando el método Kumon, ideado por el japonés Toru Kumon, a
mediados del siglo XX. El sistema, diseñado para matemáticas y lenguaje,
involucra la repetición de ejercicios básicos que gradualmente se hacen más
complejos, hasta que el estudiante alcance un nivel avanzado de destreza.
Kumon
llegó a Chile en 1996 y a la fecha tiene más de 60 sucursales, algunas de la
cuáles trabajan con colegios.
Uno de ellos es el Bertait College de La
Dehesa, que lo implementa como taller. Este es dirigido por la orientadora de
Kumon, María de la Paz Cortés, quien aclara que no sólo tiene alumnos del
colegio, sino de otras partes. “La idea es potenciar a nuestros niños, pero con
esfuerzo y rigor”, dice. Para ello, les hacen ejercicios de 15 minutos todos
los días.
Según
la orientadora, apenas los menores inician el taller, las notas repuntan.
María
Verónica Gómez, también es orientadora Kumon en el colegio Monte Tabor, en La
Dehesa, recinto donde tiene una especie de franquicia, que incluye una sala
donde imparte clases a niños de 15 colegios. “La idea es que desarrollen el
hábito, todos los días, media hora. Que se conviertan en autodidactas en el
estudio de las matemáticas y el lenguaje. Los profesores ven la diferencia: los
niños que llevan tiempo en Kumon tienen buenas notas y los apoyan”.
Highscope de EE.UU.
La
metodología Hishscope nació en EE.UU. a partir de una fundación creada en 1970
por David Weikart. “Más que un método, es una forma de entender el
aprendizaje”, dice Trinidad Ried, una de las fundadoras del Colegio Santa Cruz
de Chicureo, donde se aplica.
“Cuando fundamos el colegio (1996) no
queríamos desarrollar una educación tradicional. Quisimos buscar habilidades y
competencias”. Conocieron esta metodología y en 2008 recibieron la
representación de la Fundación en Chile. “Highscope promueve y facilita el
aprendizaje activo y participativo. En lugar de que sea un adulto el que
traspasa información y el niño replica, este sistema usa el ambiente de la sala
para que el niño tenga vivencias de aprendizaje. Es un hacer reflexivo”.
Los niños tienen buenos puntajes, pero además
aprenden habilidades comunitarias, de liderazgo y emprendimiento.
Según
el ranking de la Revista Qué Pasa, que mide Simce y PSU, el colegio está en el
lugar 29. “Una muy buena posición para un colegio que tiene 15 años”, dice
Ried. En EE.UU. el método ha mostrado mejorar la vida de niños vulnerables: 30 años
después tienen mejor salario y calidad de vida que sus pares de escuelas
normales